martes, 21 de octubre de 2008

Y ser como el sol de otoño

No me muevo por ritmos impuestos, ni siquiera a los que me impongo yo misma. El caso es que yo ahora tendría que estar supermegahipermotivada laboralmente hablando, debería estar dejándome los cuernos porque toca, porque nadie se acuerda de nada, sólo de los últimos meses. Sin embargo… llevo una temporada con una pereza encima que no es normal, que me cuesta arrancar por las mañanas y que me hace arrastrar las horas una detrás de otra, viendo que no avanzo, viendo que salto de una cosa a otra sin terminar nada.
Me he dedicado a analizarlo, creo que en parte es culpa de mi jefa, que trabaja demasiado y no me termina de involucrar, pero puede ser que también sea miedo por mi parte, y si después descubro que no sé hacerlo, y si lo consigo y me veo con crisis nerviosas cada día cuando venga a trabajar… y si no lo consigo.
No entiendo lo que me pasa, a mí me fascinaba mi trabajo, es por eso por lo que sigo aquí, es por lo que he aguantado mucho de lo que aguanté, porque realmente disfrutaba con ello. No sé a qué viene este miedo, creo que soy buena en lo que hago (siento que suene un poco prepotente, decir otra cosa sería falsa modestia que me repatea) pero no puedo evitar sentirme un poco bloqueada.

El otro día estuve con mis antiguas compañeras de la facultad, y me dio por pensar cómo ha cambiado todo desde cuando nos conocimos, cuando hace 10 añitos entramos en esas clases enormes, sin saber muy bien al lado de quién nos estábamos sentando. Ahora cada una está en un momento de su vida distinto, Me pasó una cosa curiosa, de repente una de ellas dijo algo que yo solía decir en aquella época, una expresión que utilizaba yo mucho entonces y tuve una sensación de cercanía muy especial y se me escapó una sonrisa de esas de complicidad que dicen más de lo que callan.
No sé si alguna de nosotras creería que hoy estaríamos así, la verdad es que creo que ninguna. Empecé a trabajar aquí sin grandes expectativas, luego pensé que quizá yo podía cambiar un poco esto, a veces creo que lo hice, a veces creo que lo hago cada día un poco. Otras creo que esto me ha cambiado a mí.



Lo tuvimos en las manos
y también ante el espejo,
y saltó en mil pedazos,
hizo polvo nuestros sueños.

La vida moderna
es nuestra condena,
las prisas,las penas,
y los pisos de treinta

La Habitación Roja

4 comentarios:

cris dijo...

Yo también estoy en ese momento de inapetencia (de trabajo...;) )y tambíen me pregunto el porqué.
En cuanto a lo de antiguas compañeras, te sorprende ver las vueltas de la vida: unas casadas y con hijos, otras en trabajos de mierda como el tuyo (hablo de mi, claro), otras que están en grades empresas fuera de la tierruca...
Tranquila, aún nos queda mucho por vivir (cruza los dedos).

Anónimo dijo...

Debe ser el otoño. Seguro. porque no es normal... yo también estoy así. sin ganas, soñando con escapar de la oficina, hacer cualquier otra cosa, no existir aquí.

En fin, supongo que son rachas, luego la motivación, como la magia, vuelve!

a mi me hace gracia mirar el pasado, la gente que me acompañó, los innumerables cambios que nos han acompañado... la vida al final, te sorprende.

Un besito muy animoso ;)

Melómana dijo...

Cris, sí, cruzaremos los dedos :)
Gracias por enlazarme.

Ezne, seguramente tengas razón y son rachas, a ver si cambian...

Eris dijo...

no sabes como empatizo contigo, estoy a -2 de rendimiento cuando debería estar al 100% pero es que no puedo, me siento delante de los aputnes y... vaya mierda :S

bessitos y ánimo, que se pase pronto!!! nunca abandones la idea de que puedes cambiar el mundo