viernes, 24 de abril de 2009

And the songs get louder each one better than before

Vaya semanita de curro me he pegado. Este trabajo mío es así, hay días que vas a currar y de todo lo que haces, lo que más se parece a trabajar es tomar cafés con los compañeros. Y hay otros en los que tienes hasta que racionar las veces que vas al baño.
Estoy muerta de cansancio pero contenta. Cuando bajaba en el ascensor iba un poco de mala leche, yo había planeado la tarde de otra manera y si hay algo que no soporto es cambiar de planes. Pero luego llegué a la calle y hacía sol. Y me alegró el día.
Es genial que encuentres cositas pequeñas que te saquen una sonrisa. Esta canción me da muy buen rollo.



And you're singing the songs
Thinking this is the life
And you wake up in the morning and you're head feels twice the size
Where you gonna go? Where you gonna go?
Where you gonna sleep tonight?
Amy MacDonald

Tonigh en Madrid pero tomorrow... tomorrow en Barcelona with you...
(Parezco un anuncio de vueling)

domingo, 19 de abril de 2009

Volando en una brisa de trompetas

Todo está conectado. Lo mejor y lo peor de mi vida ha llegado por casualidad.
De alguna forma me siento así, eso fue lo que pasó por mi cabeza el viernes. Mientras estaba envuelta en un música especial recordé la historia del maestro zen, que escuché hace tiempo en una película:

Al cumplir los 14, a un niño le regalan un caballo. Y todo el pueblo exclama: "¡Excelente!"
El maestro zen dice: "Veremos". Tiempo después, el niño se cae del caballo, se quiebra la pierna... y todos dicen: "¡Qué terrible!" El maestro zen dice: "Veremos". Luego empieza la guerra... pero el niño es inválido y no tiene que ir. Todos dicen: "¡Estupendo!"
... Y el maestro zen dice: "Veremos".

La película (La Guerra de Charlie Wilson) no me gustó mucho, pero me pareció que la historia estaba bien elegida.



Que si el azar nos va empujando hasta el final
Solo habrá casualidad

La casualidad
Nos va a alcanzar
Nos va a salvar
Y a matar
Iván Ferreiro

martes, 14 de abril de 2009

Y ahora parezco mi caricatura

Me gustó más el lunes de pascua del año pasado. Aunque lo que de verdad fue mejor fue el domingo, cuando llegamos y nos topamos de morros con que habían sacado a pasear a la Virgen. Y nosotras en el coche y pensando dónde lo íbamos a meter, eso sí, con una música puesta que parecía que estaba hecho a propósito. O cuando nos bajamos del coche y tuvimos que atravesar la procesión con las maletas porque nuestro hotel estaba al otro lado del mogollón. Fue divertido ver a la Virgen bailando de un lado a otro mientras nevaba y arrastrábamos la maleta diciendo "uy, perdón".
Fue mejor que ayer, sí, que lo dediqué a ir de visita médica. No me gustan los médicos. No me gusta ir, pero tampoco me gustan mucho ellos. Te miran desde su posición, como tres palmos por encima de la tuya. Y algunos se permiten ser condescendientes o hablarte como si fueras tonta. Y ahí vas tú, a contarles lo que te pasa, medio muerta de miedo.
Ayer fui a ver a mi doctora de cabecera, que está reñida conmigo porque he ido a un especialista por mi cuenta. Fui a ver si hacíamos las paces. A mí me parece muy bien que no le guste la sanidad privada, a mí tampoco me gusta tener que usarla y si la pública no fuera un desastre, os aseguro que no habría ido. Creo en el sistema público, creo que las cosas necesarias tienen que ser gratuitas y accesibles para todo el mundo. Pero también creo que mi salud me importa mucho y que si la seguridad social se hace la remolona para hacerme pruebas, voy a hacérmelas yo. Que le parece mal a la señora, pues lo siento. Me fastidió que quisiera quedar por encima del especialista, no sé si ella será mejor médico pero desde luego mucho empeño conmigo no ha puesto, al menos el privado me ha dado un tratamiento, que según ella no está probado y no sirve para nada… pues no lo sé, habrá que verlo, me parece mejor opción que esperarse a ver cómo evoluciona.
Así que después de decirme que mi tratamiento era una mierda y que no iba a suponer ninguna mejora, le pregunté qué proponía ella, qué narices cree que me pasa. Así que empezó a darle vueltas y debió pensar que era el momento de demostrar que los médicos públicos también saben palabras raras. Así que me soltó un nombre extrañísimo para mí (hasta ayer, claro, que ya me he hecho una experta en el tema), le dije que no sabía qué era y me dice que claro, que es muy poco frecuente (1 entre 3000 ó 5000 pacientes, dependiendo de la página de Internet donde mires, aunque ella no se sabía las cifras). Me dijo que había algunos síntomas que cuadraban con los míos, que no era nada probable pero… que ella tenía un presentimiento. Vaya, después de que no me hizo ni caso la última vez que fui a verla para contarle lo mismo, ahora parece que ya le interesa. Ahora vamos a jugar a ser House, a ver cuándo viene la rubita mona a hacerme unas pruebas.
Lo que más me molestó es la cara que se le puso cuando dijo lo de "su pálpito", con los ojos brillando, como si desease que fuera así. Estaría chulo, eh: una enfermedad rarísima, una tía que se trata por el seguro privado y va la doctora de cabecera y se lo detecta así, de repente. Sería un puntazo. Eso es lo que le importa de esta historia a ella, tener su minuto de gloria. Aunque su minuto de gloria signifique vete tú a saber qué en mi vida…
Creo que voy a cambiar de médico de cabecera. Ahora además de ser una incompetente ha demostrado ser una gilipollas.

Voy a quedarme con la canción de la Semana Santa pasada, y con el recuerdo de escucharla mientras nos perdíamos entre un montón de gente. ¿Quién dijo que las despedidas eran tristes?.



Y como es cortita, la pongo entera.

Triste está la soledad,
echándonos de menos
sin hablar, sin rechistar.

Riéndonos, riéndonos,
nada puede ser mejor que dos
matándola en silencio.

Por eso es la canción de adiós,
canción que la despides sin llorar,
sin llorar, sin llorar ...
Iván Ferreiro

Por cierto, tomo prestado el título de Sabina, aunque el resto de la canción, de momento, no me aplica...

jueves, 9 de abril de 2009

¿quién me presta una escalera?

Me sobrecoge que escuchando una canción se me pongan los pelos de punta. Me pasa con unas cuantas.
Creo que pocos podrían hacer justicia al poema. Hay que ser un artista para poner música y voz a un poema así y no estropearlo.
Machado impresionante, convirtiendo en himno de ignorantes toda una protesta.

He encontrado un video en youtube con la canción, es una interpretación intersante.




¡Oh, la saeta, el cantar
al Cristo de los gitanos,
siempre con sangre en las manos,
siempre por desenclavar!
¡Cantar del pueblo andaluz,
que todas las primaveras
anda pidiendo escaleras
para subir a la cruz!
¡Cantar de la tierra mía,
que echa flores
al Jesús de la agonía,
y es la fe de mis mayores!
¡Oh, no eres tú mi cantar!
¡No puedo cantar, ni quiero
a ese Jesús del madero,
sino al que anduvo en el mar!
Antonio Machado