viernes, 28 de noviembre de 2008

Cobardías

No es la primera vez que me toca acatar órdenes con las que no estoy de acuerdo. No soy de las personas que lo hacen y se callan, por suerte puedo permitirme no hacerlo, tengo unos jefes con los que todavía se puede hablar y que, de momento, me tienen en buena consideración. Otra cosa es que sirva para algo o no, al final hay una jerarquía y no te la puedes saltar así como así, que donde hay patrón no manda marinero. O sí. Todo depende de lo fiel que seas a tus principios. Ya ves, ahora parece que yo los he perdido (con los claros que los tenía). Yo me escudé en que había hecho lo que podía hacer, me quejé a mi jefa, varias veces... lo peor es que ella estaba de acuerdo conmigo pero quien está por encima de ella no.
Pero es que no es lo mismo tener una discrepancia técnica (que al final sólo afectará al trabajo) que tener una disrepancia sobre el equipo de PERSONAS con las que trabajas... entonces ya entran otras consideraciones. ¿Qué pasa ahí? Cuando sabes que te piden hacer (en mi caso no hacer) algo que va a perjudicar a otra persona y que no puedes (o debes según ellos) hacerlo de otra manera.
Entonces te das cuenta de que eres una hipócrita y que te importa más salvar tu culo que ser coherente con tus principios. Y entonces te sientes una egoísta y piensas que, definitivamente, te has vendido.



Que ser valiente no salga tan caro,
que ser cobarde no valga la pena.
Que no te compren por menos de nada
Sabina

lunes, 24 de noviembre de 2008

Doblan por ti

Hay días en los que parece que todo se pone de acuerdo para conspirar contra ti. Hoy es uno de ellos. No es que me haya pasado nada especialmente grave hoy, ha sido más bien un cúmulo de pequeñas tonterías. Pero es que la vida, al final, está compuesta por pequeños detalles, al menos para mí.
Sé que no tengo derecho a quejarme demasiado, al fin y al cabo, casi todo lo que ha pasado hoy tiene solución (por ahora). Y con la racha que llevo, ya es bastante.

La semana pasada pensé que si yo creyera en destinos y en aquello de que todo pasa por algo, le estaría viendo un sentido a todo esto. La semana pasada recordé la lista con la que abrí el blog, aquellos objetivos. Hoy sé que uno no se cumplirá, pero también sé que no era el más importante. La semana pasada me di cuenta de que no lo puedo dejar más, que de repente un día se acaba todo y entonces ya sólo quedan los lamentos y la impotencia de decir palabras que sólo resuenan en una sala fría.

De entonces me quedo con ese sentimiento, con la lección aprendida. Para recuerdo prefiero otro, el de hace años, el de su vitalidad y su genio o el de aquella conversación este verano, el de las caricias a su rostro desmejorado y su enfado por haberle sumado un año de más (hay cosas que no se pierden, parece). "A ver cuándo vienes con marido", eso fue lo último que me dijo. Pobriña.

Hace tiempo leí esto en el prólogo de Por quién doblan las campanas. Sobran los comentarios, sobran hasta las canciones.

Nadie es una isla, completo en sí mismo; cada hombre es un pedazo de continente, una parte de la tierra; si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda disminuida, como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o la tuya propia; la muerte de cualquier hombre me disminuye porque estoy ligado a la humanidad; y por consiguiente, nunca hagas preguntar por quién doblan las campanas; doblan por ti.
John Donne

jueves, 13 de noviembre de 2008

Interrumpida por la metafísica

Muy bien, hoy segunda oportunidad. A ver si puedo hacerlo un poquito mejor. Sé que hoy es bastante peor de lo que fue el domingo. Porque todo está empezando ahora, ahora cuando todo ha terminado.
Vaya mierda de semana, menos mal que ya se está acabando.



escribo sobre ti desde hace mucho
incluso antes de conocerte

y si no te veo aquí
te veré en mis sueños....

tengo mi tristeza siempre ahí
escondida
poniéndose guapa
y cuento con ella
pá que me sepa guiar
más allá de ti
más allá de mí
Iván Ferreiro

lunes, 10 de noviembre de 2008

. . .

Envidio profundamente a esa gente que siempre sabe qué hacer. Yo soy insegura por naturaleza, hoy me llevó una hora salir de casa. Me levanté, llamé sin saber para qué, hablé sin saber qué decir, me volví a acostar, di unas cuantas vueltas, me volví a levantar, hablé con mi madre, decidí volver a la cama, llegué hasta allí, me senté y me volví a levantar para irme. Volví a llamar y esperé casi que decidiera por mí: una breve conversación con un "no hace falta" y un "pero cómo vas a venir ahora" que dejaban entrever un "por favor, vente" (o eso me pareció a mí). Salí de casa sin saber muy bien qué iba a hacer. Llegué, y subí y ahí estuve, y seguí sin saber qué hacer. Pensando que seguramente cualquier otro habría sabido manejar la situación mejor que yo. Intentando contar cómo lo viví yo, explicando mi consuelo, resaltando aquello que a mí me costó tiempo valorar, se parece tanto la situación que es lo único que podía hacer y aun así no me salían fluidas las palabras.
La vida, de vez en cuando, es una puta mierda.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Analizando

He estado estos días en un curso del trabajo. Vaya panda de gente curra en mi empresa, son curiosos los cursos estos porque sales de tu burbujita y te encuentras con esta gente… y entonces entiendes por qué hay esa imagen de esta empresa (la que yo misma tenía antes de entrar y que cambié gracias a que tuve suerte, por lo visto)

Me gusta observar a la gente, me resulta divertido e interesante. Como el curso no me gustaba mucho, me centré en analizarlos. Ahí va mi análisis del grupo, uno por uno, que no tienen desperdicio:
  • El chulo: Ya empezó llegando tarde (bastante tarde). Sólo dijo buenos días y yo ya le tenía enfilado. Menudo idiota! No sé por qué pero le miraba a la cara y le veía conduciendo pegado al culo detrás de mi coche, adelantándome por la derecha, mirándome desde el coche de al lado en el semáforo… Un auténtico imbécil, luego todo fue hablar y confirmarlo con comentarios del tipo “yo haciendo este curso, quién me lo iba a decir a mí que iba a hacer esto con mi categoría” o cosas como “a mí es que me toca los huevos que la gente salga corriendo según da la hora”. Sin palabras, parecía que estaba hecho a propósito. Representa todo lo que me repatea de la gente.
  • El que vino de otra época: Tío grandote, aparentemente tímido. Hasta que se soltó y descubrí cuánto mejor hubiera estado callado. Parecía sacado de la época del destape: “esa playa está muy bien, es menos familiar, hay mogollón de tías en top-less” Eso y su obsesión con hablar y catalogar en grupos de “chicas” y “chicos” y me preguntaba sobre los comportamientos femeninos de las “chicas” ante los “chicos”, así los llamaba él, muy gracioso cuando dijo que un chico podría acostarse con una chica sólo porque está buena, en cambio una chica prefiere acostarse con un chico de 50 años con pelas. A eso le podemos unir todos los comentarios ofensivos hacia los gays, y todas las bromitas con los juegos de palabras (excusa no pedida, acusación manifiesta)
  • La niña mona y tonta: (ésta no soy yo, eh, que yo sólo cumplo lo primero): No me caía mal, un poco simple, pero al menos buena gente
  • El listo: En todos los cursos hay uno. Parece que su objetivo es sabotearlo y demostrar que es más listo que nadie. No era mala gente, sólo un poco escéptico. No me cayó mal del todo. Aunque hablaba con un tono condescendiente que me pone un poco nerviosa
  • El corporativo: Muy feliz de la vida por todo el dinero que ganamos (luego descubrí que gana más que yo, no sé si yo estaría igual de feliz con su sueldo pero creo que no). Muy feliz con tener que pasarse todo el día viajando de un lado para otro, no hay nada mejor, conoces muchos sitios, vives cosas muy distintas, aprendes mucho) Aparentemente lo de no tener vida no le preocupa. Típico tío pegado a un móvil, luego descubrí que debía ser un tic, al principio llamaba al trabajo (yo pensé que sería mucho más imprescindible que yo), le decía a la gente que entrara en su correo por si tenía algo nuevo… luego ya empezó a llamar a su familia, a su novia… vamos que parece que usaba el móvil porque no sabía qué hacer con las manos.
  • El desplazao: Se le veía completamente fuera de lugar. El primer día vino vestido de sport, el resto íbamos disfrazados de personas serias. El segundo día todos fuimos de sport y él (que debió sentirse incómodo el día anterior) disfrazado. No me cayó mal tampoco. Aunque no me gusta que la gente sea tan volátil. Además, era bastante pelota. Vivía un poco hacia afuera, y eso no me termina de gustar.
  • El niño bueno: Éste es amigo mío. Me cae bastante bien, pero es un poco falso y también un poco pelota. No cuestiona nada, sólo acata, eso no me gusta.
  • Y la observadora: Que esa soy yo, me dediqué a observarlos a todos y a pensar que, definitivamente, no encajo. Supongo que si me viera desde fuera me podría llamar algo así como “la tímida”. Completamente fuera de lugar, sabiendo que no es mi gente, que muchas veces no sé de qué hablar con ellos porque no hay un punto común. Es curioso, porque dentro del trabajo creo que me llevo bien con casi todo el mundo, pero no me veo llevándome bien con esta gente. Yo necesito tiempo para sentirme a gusto con la gente, necesito que me conozcan, gano con el tiempo, pero es que hay de cada uno… creo que no aguantaría ni al chulo, ni al destapao ni al corporativo. Al resto quizá con el tiempo… quién sabe
Menos mal que no tengo que verlos todos los días. Si queréis que os diga la verdad, pocas veces me he sentido tan bien sintiéndome tan fuera de lugar.




He leído en el Semanal
que el hombre que nos roba el tiempo
de joven lo pasó fatal
y ahora es dueño de un imperio.

Crees que le puede importar
si estamos vivos o muertos,
que nuestra vida no es de cuento.
La Habitación Roja

domingo, 2 de noviembre de 2008

Para volvernos a ver

Me he pasado unos días un poco regular. Parece que mi cuerpo vuelve a componerse, pero todavía tengo el estómago un poco del revés. Debe ser que me han cogido cariño los virus.
Fui el otro día al médico a que me mandase beber Aquarius y tomarme gelocatiles 3 veces al día, a mí me recordó a lo de las 5 piezas de fruta/verdura. No sé si lo arreglará todo así, pero sólo puedo decir que a mí no me funcionado. Que llevo una semana así!
Por no hablar de lo que me fastidió ver qué mal empleado está el dinerito que nos restan de la nómina todos los meses... Me he cambiado de centro de salud y me dice la tía que le cuente que para ella soy nueva, y le pregunto si todas esas cosas no están en mi historia clínica y me dice que no la tiene, que vaya yo a por ella al otro centro de salud!!! No sé si se la tengo que llevar en un diskette o en una carpeta, supongo que mi antigua doctora guardaba todo lo que me preguntaba en un archivo .doc en "c:/Mis historias clínicas". Por favor!!!

Por cierto, Vaya timo de año, no me parece bien que no cambien las fiestas que caen a sábado ni que el sábado se considere día laborable, si yo no trabajo por convenio los sábados, que no me digan que no me cambian la fiesta porque el sábado es laborable!! Bueno, no me voy a quejar mucho, que no puedo decir que mi semana laboral haya sido muy larga.

A veces parece que el ipod se influya por motivos externos. Quizá le afecten a él más que a mí. Ya he dicho que nadie impone los ritmos a mis sentimientos, ni siquiera las cadenas de televisión monotemáticas, ni las colas interminables, ni los atascos, ni las flores. El caso es que ayer mi ipod enganchó dos canciones seguidas que me hicieron decir "si es que hay que joderse", ahí van las dos, en el mismo orden en que las quiso poner el aleatorio del ipod. Hoy otros eligen la música por mí.

Quién tuviera fé en cada poro de la piel
Deluxe



Incluso en estos tiempos
triviales como un baile de disfraces,
todos los días tienen unas horas
para gritar al filo de la aurora,
la falta que me haces.
Sabina



(que las canciones están para que cada uno la entienda según lo que siente)